A.·.L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.
QQ.'.HH.'. todos en sus respectivos puestos y jerarquías
México DF, Abril 28, 2013E.´. V.´.
Tema: Vida obra Mozart
(1756-1791).
A las ocho de la tarde del 27 de enero de 1756, en la
ciudad de Salzburgo, nace el séptimo de los hijos del maestro de capilla
Mozart, que al día siguiente será bautizado con los nombres Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus,
éste último sinónimo de Amadeus. Su
padre, Leopoldo, había nacido en Augsburgo en el seno de una familia de
artesanos encuadernadores, y a los diez años ya se encuentra en Salzburgo
estudiando en el colegio de San Salvador de los jesuitas. Tentado de seguir la carrera eclesiástica, se
jactaba de tener conocimientos de filosofía y jurisprudencia y, sin duda, debió
adquirir una formación humanística sólida con una amplia especialización en la
música que, si bien no le permitió descollar como compositor, le valió para
tener siempre un puesto de músico al servicio de la corte del príncipe
arzobispo de Salzburgo, y para escribir un importante método para la enseñanza
del violín, que publicó el mismo año del nacimiento de su hijo y que se siguió
usando hasta el siglo XIX. A la edad de
28 años contrae matrimonio con Ana María Pertl, perteneciente a una familia
burguesa de la ciudad, y de su matrimonio vienen al mundo siete hijos de los
que sólo sobrevivieron «Nannerl», y Wolfgang.
Leopoldo Mozart nos deja ver en sus escritos su buen
sentido, una voluntad firme y una ambición proporcionada a la calidad de siervo
a la que estaba sometido un músico en la época.
De la madre sabemos de su buen carácter y abnegación en los momentos
difíciles, y no mucho más, puesto que sólo nos habla brevemente desde las
posdatas de las cartas.
Tanto «Nannerl», cuatro años mayor que su hermano,
como Wolfgang, estuvieron dotados de facultades prodigiosas para la música, que
el padre no estaba dispuesto a que quedaran ocultas. Los dos niños tocaban el piano extraordinariamente,
así es que cuando Mozart tan sólo tenía seis años comenzó ya su vida
viajera.
En 1762 la familia completa parte hacia Viena en un
carruaje en el que llevan un pequeño piano.
Este primer viaje culmina con dos conciertos ante la familia imperial en
el palacio de Schönbrunn. Es la
presentación en la ciudad donde el músico desarrollará más tarde la mayor parte
de su vida y su obra, y donde finalmente morirá.
Tras un corto periodo de descanso de cinco meses en
Salzburgo, los Mozart plantean un segundo viaje más ambicioso a París y
Londres. Con una primera etapa en Munich, donde tocan para Maximiliano III
de Baviera, continúan viaje a Augsburgo;
allí dan tres conciertos con “poco o ningún provecho” porque, como dice el cabeza de familia
renegando de su patria chica, «todos los
que fueron al concierto eran
luteranos».
En la residencia veraniega del príncipe elector del
Palatinado, Mozart escucha por primera vez a la célebre orquesta de Mannheim,
lo que sin duda constituía una de las experiencia musicales mas grandes de la
época. A mediados de agosto llegan a
Francfort, donde van a dar cinco conciertos de auténtica exhibición circense,
tocando diversos instrumentos y acertando las notas de campanas, relojes y
copas. En éste lugar el también célebre Goethe, ocho años mayor, conoció a
Mozart, «un hombrecillo con peluca rizada
y espada». Después de algunas etapas
más, como Colonia, donde tocan en su catedral y Bruselas; llegando a París el
19 de noviembre. La noche de Año Nuevo de 1764, fueron invitados de la corte
real. El resumen que hace Leopoldo de
los cinco meses de estancia en la capital francesa es bastante bueno: «Hasta el momento en que Wolfgang contrajo en
febrero una leve enfermedad catarral, - todo salió a pedir de boca». Y sin embargo, a Leopoldo, como luego a
Wolfgang cuando vuelva con su madre, todo le parece mal en París, desde las
calles llenas de mendigos, hasta la artificialidad de las mujeres, pintadas
como marionetas, y sobre todo la música: «Toda
la música francesa no vale un comino».
En el
mes de abril se trasladan a Londres donde darán dos conciertos públicos y otros
dos en la corte de Jorge III. Mozart
conoce en Londres la música de Haëndel y la de Johann Christian Bach, el menor
de la dinastía, con quien, a pesar de la diferencia de edad, traba una amistad
grande. Bach da a conocer a Mozart la
ópera italiana e influye en su formación pianística y sinfónica.
El viaje de regreso, con escalas en La Haya , París y Munich, entre
otras, está plagado de contratiempos; todos los miembros de la familia, a excepción
de la madre, van cayendo enfermos. En Salzburgo van a tener diez meses para
hablar de sus triunfos y para saborear la rutina de la vida de su ciudad. Leopoldo declara: «Mis hijos están acostumbrados al trabajo, si cayeran en el ocio, todo
mi edificio se vendría abajo».
Efectivamente, las cuentas salen bien; con las ganancias en efectivo y
lo que se saca de la venta de los regalos se puede decir que ha merecido la
pena. Además, eso no es todo, para el
temperamento inquieto de Wolfgang, el cambio de ambientes ha sido sin duda
estimulante y con sólo diez años trae en su equipaje un sinfín de partituras
que ha compuesto en el camino: minuetos
para piano, sonatas para violín y piano, tres sinfonías; porque ya es todo un
compositor.
No tenemos evidencia de que durante éste tiempo, el
pequeño Wolfgang ó su hermana fueran a la escuela. Lo más seguro es que su padre se ocupara de
su educación, al fin y al cabo Rousseau por aquellas fechas se aparta de la
conveniencia de la educación colectiva, y defiende al padre y al preceptor como
las personas aptas para que el niño desarrolle su naturaleza y su
personalidad. Esto nos puede hacer
pensar en una infancia sin amigos y sin juegos, cosa poco probable si tenemos
en cuenta las obligaciones de Leopoldo como músico de la corte, el temperamento
de Wolfgang y el hecho de que los hermanos podían jugar juntos y ganar amigos
entre sus vecinos. Quizás por eso
Wolfgang escribe a su compañera de juegos desde Bolonia: «Hoy he tenido ganas de montar en burro, porque en Italia es la
costumbre».
Pasado éste periodo, la familia entera emprende un
nuevo viaje a Viena. En la ciudad hay
una epidemia de viruela y los Mozart se refugian en Olmütz donde a pesar de las
precauciones, la enfermedad alcanza a los dos jóvenes, llegando Wolfgang
incluso a perder la vista durante unos días.
Cuando vuelven, las cosas no van a ir mucho mejor, porque la emperatriz
María Teresa ha enviudado, y el luto de la corte paraliza casi por completo la
vida musical. Con todo, Mozart recibe el
encargo de componer una ópera, La finta
semplice, sobre un libreto que no puede estimular a hacer nada nuevo. La música sigue el modelo italiano del que
vio numerosos ejemplos en aquellos días, y particularmente el de Puccini, y
consigue elevarse en muchos momentos muy por encima de su libreto.
Sin embargo, Mozart no se irá de Viena con las manos
vacías, porque el célebre médico Anton
Mesmer, que hizo universal su apellido con sus experimentos sobre
magnetismo, le encargó una ópera para que pudiera ser representada en el jardín
de su casa. Con un libreto basado en una
fábula de Rousseau, y recordando los modelos franceses, surge Bastien und Bastienne. La música cuenta la historia de los
pastores que dan nombre a la ópera, de un solo trazo, como deben contarse las
pequeñas historias, y aun nos divierte con el mago Colas que «mesmeriza» a sus
anchas en honor del anfitrión.
El estreno de La
finta semplice tendrá lugar más tarde, de vuelta en Salzburgo, en el
palacio arzobispal y con muy escasos medios.
TRES VIAJES A
ITALIA
Seguramente esta última salida a Viena dio mucho que
pensar a Leopoldo; no era posible someter a su familia por mas tiempo a ese
tren de vida; Wolfgang y Nannerl eran dos magníficos ejecutantes pero ya no
eran dos niños prodigio; Wolfgang, en cambio, era un compositor consumado que a
su cortísima edad ya había compuesto dos óperas, así es que Nannerl en adelante
se quedará con su madre en Salzburgo, mientras Leopoldo acompañará a Wolfgang a
Italia donde además de completar su formación, tendría más oportunidades de
componer para el teatro, y donde, si lo quería la buena fortuna, podía incluso
encontrar colocación fija.
A
mediados de diciembre de 1769, salen hacia Italia. En Milán, primera etapa importante, cuentan
con el apoyo del gobernador de la
Lombardia , dominada por Austria, y reciben el encargo de
escribir una ópera para los carnavales del año siguiente, por unos honorarios
de mil marcos de oro. De paso por
Lodi, concluye Mozart su primer cuarteto
para cuerdas, y en Bolonia tienen un primer encuentro con el padre Martini que
tanto iba a influir en la formación del joven músico.
En Roma, antes de pasar a Nápoles, Mozart escucha el Miserere
de Allegri en la Capilla Sixtina. La partitura sólo se podía ejecutar allí y
estaba prohibido copiarla o reproducirla bajo pena de excomunión; Mozart fue
capaz de transcribirla de memoria tras una sola audición, hecho realmente
prodigioso y que nos ayuda a interpretar sin fantasías el procedimiento que
seguía para componer. Se ha dicho que
era capaz de escribir música en medio del bullicio, jugando una partida de
bolos, etc. pero sería más exacto decir
que en tales circunstancias lo que hacía era transcribir lo que ya estaba
perfectamente pensado y ordenado en su cabeza.
EL PERÍODO DE SALZBURGO
Al volver de Viena, resignados, deciden permanecer en
su hogar y en sus puestos de trabajo y sin duda, es una buena decisión, a
juzgar por las obras de éste periodo.
Mozart compone dos sinfonías que ya no tienen nada que ver con las
anteriores y que pertenecen plenamente por su dimensión y carácter al mundo
sinfónico de nuestro tiempo. La sinfonía No 25 (K 183) en Sol menor,
de tintes patéticos, en la misma tonalidad de la sinfonía No 40, y
A finales de 1774 se abre un corto paréntesis, porque
el elector de Baviera Maximiliano III encarga a Mozart la composición de una
ópera bufa, La Finta
giardiniera, para cuyo
estreno deberá desplazarse a Munich.
En los
dos años que siguen no hay más que música, y ninguna peripecia vital; no es que
no ocurra nada, es que no sabemos nada porque estando toda la familia reunida,
se interrumpe la actividad epistolar; fuente de casi todo el conocimiento
disponible sobre la vida de Mozart.
En la producción musical de éste período, tenemos un conjunto de obras hechas para cumplir una función social más o menos pública, más o menos íntima; música para los fastos de la vida académica de Salzburgo y para las celebraciones familiares. Son las canciones, las serenatas y los divertimentos, las primeras de un período de escritos que van ajustándose al carácter de cada situación e incluso de cada lugar, salón, jardín o patio, proporcionando un mundo sonoro propio a esos ámbitos.
Las serenatas para orquesta y los conciertos para
violín y orquesta; son en realidad sinfonías que incorporan tres tiempos con
violín solista. El divertimento, en
cambio, es música de cámara, un cuarteto de cuerda reforzado con instrumentos
de viento; el auténtico antecedente del cuarteto, donde hará desaparecer uno o
los dos minuetos y los instrumentos de viento.
Lo que
iguala a todas estas obras es su grado de perfección, su altura, que se eleva
muy por encima de lo que cualquiera hubiese podido imaginar para las circunstancias
que dieron lugar a su creación. Mozart
transfigura el mundo que le rodea con esta música, lo inunda de luz. Con tan sólo algún fragmento de estas
partituras a muchos aficionados se les reveló la música, por eso no nos
atreviéramos a hacer ningún reproche a quien se colmara con ellas y no
necesitara seguir adelante. Destacamos
la serenata K 203, la serenata «Haffner» (K 250) y la que lleva el sobrenombre de «Postillón» (K 320). Todas están en la tonalidad de Re mayor y
tienen un gran empaque sinfónico dentro de su carácter festivo.
De esta época son también los conciertos para violín,
emparentados como hemos dicho con las serenatas, y los primeros conciertos para
piano, de los que sobresale el No 9 en
Mi bemol mayor (K 271) que alcanza en madurez e inspiración a los que hará
después en Viena.
En Il Re Pastore, «Serenata en dos actos» que le encarga el arzobispo Colloredo
para celebrar la visita a su corte del hijo menor de la emperatriz María
Teresa, consigue, una vez más en contra de un libreto mediocre, iluminar la
escena con arias como «L'ameró, saró
costante» y una brillante y original orquestación.
Columna de la Armonía I :
Fragmentos del 1° Movimiento Allegro
CONCIETO #3 para Violín y Orquesta Kv.216
Christian Altenburger- Violin y Orq. Solistas Alemanes
de
Bach. Dirige:H.Winschermann
Pero todo éste sedentarismo duraba ya demasiado
tiempo, y en junio de 1777 Leopoldo solicita al arzobispo un permiso de varios
meses para ausentarse con su hijo.
Colloredo se lo niega rotundamente para luego concederlo a Wolfgang que,
al fin y al cabo, «sólo a medias estaba a
su servicio».
Cuando éste tenía ya un pie en el estribo, aún hubo
reproches que decidieron a Mozart a pedir «humildemente»
su dimisión. Para justificarla, y teniendo
muy presente la condición de la persona a quien se dirigía, escribió: «Cuantos más talentos ha recibido de Dios una
criatura, tanto mayor es su deber de hacerlos fructificar para mejorar su
propia situación y la de sus padres, ayudar a éstos y procurar su propio bien,
asegurando también su porvenir. Así nos
lo enseña el evangelio». Parece
lógico que el prelado no se dejase sermonear por un mozalbete y que contestase
con brusquedad: «Que el padre y el hijo
tengan, de acuerdo con el evangelio, permiso para ir a buscar fortuna en otra
parte».
Finalmente tras
una serie de disculpas, el timorato Leopoldo fue restituido en su puesto y
Wolfgang se dispuso a emprender el ansiado viaje en compañía de su madre. La escena de los adioses estaba cargada por
presentimientos; el padre quiso mantenerse tan entero que omitió todo lo que
sin duda le hubiera emocionado; para intentar enmendarlo cuando ya era
demasiado tarde: «corría la ventana y os
bendije a lo dos, pero ya habíais pasado la puerta de la ciudad».
Los viajeros
también debieron sentirse tristes pero había que estar pendiente de muchas
cosas y Wolfgang hace bien su papel; «yo
me ocupo de todo; he querido pagar a los postillones porque sé mejor que mamá
cómo hay que tratar a esa gente».
La realidad, es
que sólo se ocupa de las cosas pequeñas,
porque las instrucciones vienen de Salzburgo. Leopoldo ha decidido a quién hay que
dirigirse, cómo tiene que tratar a cada persona y los pasos que hay que dar
para conseguir una entrevista con el elector en Munich. La entrevista desde luego se consiguió, pero
no el puesto: «¡Dios mío, pero qué joven
sois aún! Se le ocurre entonces que
si su madre volviera a Salzburgo, a él solo le sería mas fácil salir adelanate,
ya que un grupo de amigos se había comprometido reunir una cantidad para su
mantenimiento a cambio de la composición de cuatro óperas al año, con cual
contribuiría al florecimiento de la ópera nacional alemana. A su padre todo esto le suena a locura y le
ordena «arriar velas».
De paso hacia
Mannheim, hacen una parada en Augsburgo para que los parientes tengan la
ocasión ver a aquel niño que estuvo de visita hace años, convertido ya en todo
un gran músico. Augsburgo es ahora una
ciudad provinciana para alguien que ha visto ya mucho mundo, pero al final no
todo es tan malo porque allí trabaja Johann
Andreas Stein, un importante
constructor de pianos, inventor de la llamada “mecánica alemana”, cuyos
instrumentos, por los efectos que con ellos pueden conseguirse y por su sonido
uniforme y prolongado, impresionan a Mozart y seguramente influyen en su obra.
El otro
acontecimiento que compensa a Mozart de su paso por Augsburgo, es el encuentro
con su prima Bäsle Marianne-Thekla,
dos años más joven que él, con la que congenia inmediatamente, por ser ella
también «burlona y divertida» y
abiertamente se propone agradar a su primo.
Entre ellos se iniciará una correspondencia en la que Mozart da rienda
suelta a su gusto por el despropósito, y en la que como dice Stefan Zweig, que
poseía la mayor parte de esas cartas, el compositor muestra una «fuerte inclinación al lenguaje obsceno».
¿Hubo algo más que esa alegre amistad entre ellos? Hay quien asegura que sí, basándose
precisamente en una de esas cartas en las que Mozart declara: “Desde que salí de Augsburgo, no me he quitado
los pantalones más que por la noche, antes de acostarme”.
En éste viaje a
fines de Octubre de 1777 llegan a Mannheim. Durante su estancia, conoció al
Director de la célebre Orquesta de esa ciudad Christian Cannabich y pretende sin éxito, una colocación en la
corte. En esta oportunidad se enamoró de la cantante y pianista de quince años Aloysia Weber Sus proyectos románticos se ven truncados por
los deseos paternos que le recuerdan sus obligaciones económicas y para con la
familia. Wolfgang se rinde a la presión y sin haber sido correspondido se ve
obligado a partir. En marzo de 1778 llegó a París, donde definitivamente no
tuvo éxito como anteriormente. A fines de julio su madre enferma gravemente y
muere el 3 de julio. Poco después inició el regreso a Salzburgo presionado por
su padre, quien le había conseguido un puesto en la Corte Arzobispal
de Salzburgo.
No llegó a su ciudad natal hasta enero de 1779 e
inició una intensa labor de composición. entre cuyas obras destaca la ópera
seria Idomeo (estrenada en Munich en 1781). Quiso prolongar su estancia en
Munich, pero fue requerido por el arzobispo, con quien mantuvo una serie de
enfrentamientos, siendo destituido de su servicio en el verano de 1781.
ARTISTA INDEPENDIENTE
Mozart llevó a partir de entonces con agrado una vida
de artista independiente dedicándose, en Viena, a dar lecciones, conciertos y a
componer, sobre todo, óperas, lo que no le era fácil por el predominio de la
ópera italiana (Salieri era maestro de capilla en la Corte ). Por encargo del
emperador compuso Rapto en el Serrallo (estrenada en 1782), que obtuvo gran
éxito. Ese mismo año se casó con Constanza
Weber, hermana pequeña de Aloysia,
de quien Mozart había estado enamorado unos años atrás.
Durante los primeros años de su matrimonio, nuestro
Q:.H:. continuaba su labor como compositor y concertista, agregando algunas
lecciones particulares que le permitían incrementar sus ingresos. A partir de
1783, compuso gran número de conciertos para piano, destinados a su propio uso,
al de sus alumnos y al de otros pianistas. Entre otras obras escribió quince de
estos conciertos entre 1782 y 1886, así como conciertos para corno y los seis
cuartetos de cuerda dedicados a Haydn. A partir de 1782 formó parte del círculo
de amistades del barón Gottfied van
Swieten, donde se interpretaban obras de Häendel y Bach.
La primera ópera que compuso sin encargo previo fue Fígaro (1786), que resultó un verdadero
éxito en su estreno en Praga. Destinada también a esta ciudad, Mozart compuso Don Giovanni (1787), que constituyó un
verdadero triunfo en Praga, pero no así en Viena, donde fue estrenada en el año
1788.
Durante éste período pasó por sucesivos agravamientos
de su situación financiera, los que fueron temporalmente resueltos gracias al
nombramiento en 1787 como compositor de Cámara Imperial.
Además de multitud de danzas que componía por sus
obligaciones con la corte, en estos años creó Concierto de la
Coronación , sonatas para piano, obras diversas de música
de cámara, arias y cánones. Probablemente por encargo de la corte escribió la
ópera Cosi fan tutte en 1789. Este
mismo año intentó arreglar su situación financiera a través de un viaje por
Dresde, Leipizg y Berlín. Dio conciertos en estas ciudades y recibió encargos
del rey Federico Guillermo II. Un año después realizó una última gira de
conciertos a Frankfurt, Maguncia, Munich y Mannheim.
En 1791 fue nombrado adjunto al maestro de capilla de la Catedral de San Esteban
de Viena, un puesto sin remuneración pero que daba derecho a suceder al maestro
de capilla en título. Su temprana muerte no le permitió aspirar a éste puesto.
En adición, los muchos encargos se empezaron de nuevo a acumular. Parece que a
comienzos del verano, la mayor parte de las obras estaban terminadas; pudiendo
dedicarse entonces a la composición de la ópera La
Clemencia de Tito,
destinada a las celebraciones por la coronación de Leopoldo II, que fue
estrenada sin ningún éxito en Praga ese mismo año.
En septiembre finalizó y estrenó La flauta mágica, ópera que contribuyó decisivamente a que se
conociera su obra en todo el mundo. Las últimas semanas de vida, su situación
económica empeoró y se acentuó su mala salud. En los días finales de su vida,
como si se tratase de un mal presentimiento, siguió trabajando en el Réquiem.

Columna de la Armonía II :
Fragmento del Primer
Mov. Allegro vivace assai
Cuarteto para Cuerdas
N°14,Kv.387 “Cuarteto Haydn N°1”
Cuarteto de Cuerdas
del Mozarteum de Salzburgo
MOZART Y LA FRANCMASONERÍA
Mozart tiene
veintiocho años cuando se inicia en la francmasonería. Durante los últimos años de su vida será
junto a sus Hermanos, donde encontrará el consuelo intelectual, material y
moral que le era tan necesario.
Los vínculos de
Mozart con la
Francmasonería han hecho correr mucha tinta. Fue el 14 de diciembre de 1784 cuando
Wolfgang se inició con el grado de aprendiz en la logia vienesa «Por la beneficencia», cuyo Venerable
Maestro era el barón Otto Von
Gemmingen-Hornberg, al que había conocido al final de su estancia en
Mannheim en los primeros meses de 1778, antes de irse a París.
Escritor,
admirador y traductor de Shakespeare, pero sobre todo de Rousseau y de Diderot,
fue gracias a él como Mozart conectó por vez primera, con los medios masónicos.
Nuestro Q:.H:. recibió su aumento de salario en la Resp :. Log:. “Verdadera Concordia” también en el
Valle de Viena el 7 de Enero de 1785.
Se dice que la Exaltación del Q:.H:.
Mozart, ocurrió la noche del 22 de Abril de 1787, aunque no se tiene total
seguridad al respecto. Lo que si sabemos con precisión es que alcanzó el tercer
grado en la misma Logia donde recibiera su aumento de salario.
La relaciones
masónicas de Mozart se reflejaron desde temprano en su obra. Se piensa que la
cantata Die illaueifretide fue
escrita por Mozart a petición del barón Gemmingen-Hornberg.
Fue por la
mediación de éste Hermano y la de Von
Sickingen, ministro del elector palatino comisionado por entonces en París;
Wolfgang se relacionó durante su estancia en la capital francesa con otro
músico y masón, Francoise Joseph Gossec.
Será también con
Von Gemmingen con quien, en el curso
de su segunda estancia en Mannheim a finales de 1778, proyectará un melodrama
basado en la obra Semíramis de Voltaire, cuyo libreto fuera escrito
por el barón Gemmingen-Hornberg en
persona.
A partir de la
fundación de la gran logia de Inglaterra, en Londres, el 24 de junio de 1717 la
Orden había experimentado una rápida expansión no sólo en
Europa, sino también en América. Si bien
no tuvo dificultades para implantarse en el Imperio Austro-Húngaro se debió a
que el Príncipe Francisco de Lorena,
quien fué mejor conocido bajo su titulo de Emperador como Francisco José por su matrimonio con la Emperatriz María
Teresa; se había iniciado en la Masonería desde 1731.
A pesar de la
bula papal de 1738, que condenaba a los Masones, la francmasonería Austriaca
fue en un principio tolerada y hasta admitida en los altos círculos sociales de
la época. La primera logia vienesa abrió sus trabajos en 1742.
La suerte de la Orden cambió abruptamente en
1785, cuando el Emperador José II,
hijo de María Teresa, quien no era Masón, impone severas limitaciones al
trabajo masónico; permitiendo únicamente el funcionamiento de tres logias en
toda Austria, y siempre bajo supervisión policiaca. Este emperador, había sucedido en 1780 a su madre, con la que
compartió el poder desde que esta enviudara en 1765
Cuesta imaginar
hoy en día hasta qué punto la
Orden era el punto de encuentro perfecto para la elite
intelectual de una época inmersa en múltiples interrogantes morales y
espirituales a las que la religión y la ciencia no podían responder: La Iglesia católica como
siempre, demasiado preocupada por desempeñar un protagonismo político v social;
y la ciencia aún primitiva e incipiente.
Inspirada por
tradiciones directamente surgidas del corporativismo medieval, la Francmasonería
proporcionaba un espacio libre de prejuicios a la libre expansión de las ideas.
El misticismo y la incorporación de antiguos ritos iniciáticos, complementaban
la oferta a la que adhirieron las inteligencias mas preclaras de la época.
Por aquel
entonces, quizá mas que en nuestros tiempos, la Francmasonería
estaba abocada a difundir las ideas humanistas del siglo de las luces,
combatiendo como hasta hoy día, el pensamiento dogmático y el oscurantismo
religioso.
Este poderoso
imán atraía a las conciencias inquietas y libres, en una época donde el
racionalismo lujo de unos pocos letrados que podían permitirse el placer de
pensar.
Las ideas
generosas, que tenían por finalidad la felicidad de la humanidad, y que iban a triunfar pocos años después en la Revolución Francesa ,
no podían menos que seducir a un ser tan sensible como Mozart.
Es verdad que
desde muy temprano en su vida, años antes de su iniciación, Mozart había estado
en contacto estrecho con distinguidos Masones. En 1767, compuso en Viena el
lied An die Freude sobre un texto masónico, en
agradecimiento al Dr Mesmer, famoso
médico que le había curado cuando cayó víctima de la epidemia de viruela. Otros Masones Ilustres con los que Mozart
tuvo relación antes de su iniciación, incluyen a Gebler el autor del Thamos,
a. Von Gemmingen, a Le Gros (director de los Conciertos
Espirituales de París), a Von Swieten
y al sabio mineralogista Von Born.
El que Mozart
hubiera sido un entusiasta Hermano, no queda duda alguna; tanto por lo
reflejado en sus obras, como por su
actuar Masónico; pero ¿Se debió a su insinuación y proselitismo la iniciación
de su padre Leopoldo en la misma logia en marzo de 1785, así como la de Joseph Haydn el 11 de febrero? Todo hace suponer que así fue. Al respecto de
esto último, se cuenta que la noche de la Iniciación de Haydn el V:.M:. en título del
taller, expresó su satisfacción por contar bajo un mismo techo masónico con la
presencia de los dos músicos más notables de Alemania en éste tiempo. El Padre
de Mozart lloró de alegría la noche de su iniciación, cuando Haydn le confió
que su hijo y ahora Hermano, era en su concepto, sin duda alguna “ el músico mas grande de todos los tiempos”.
Mozart asimiló con rapidez el
pensamiento masónico, que dejó honda huella en los últimos años de su vida,
tanto en el aspecto musical como en la firme creencia en un ideal de
Fraternidad, Igualdad y Caridad.
El Q:.H:. dedicó una considerable cantidad de trabajos
musicales de gran calidad a temas Masónicos ó de inspiración en la filosofía de
la Orden ,
compuestas durante el período que va de 1786 y hasta el último trabajo de éste
tipo, fechado en el verano de 1791. Muy
apreciadas resultan sus composiciones en el género de la cantata y la ópera,
donde figuran la Flauta Mágica , El David Penitente y la Betulia Liberata entre las mas conocidas.
Su primera obra destinada a una reunión masónica, el lied Gesellenreise (Viaje de los compañeros) data del 26 de marzo de 1785 cuando
Mozart era aún C:.M:. Las últimas, la
cantata Das Lob des Freundschaft (El elogio de la amistad) y el lied Lasst uns mit Geschlungen Handen (Enlacemos nuestras manos), fueron
compuestas en noviembre de 1791, días antes de su muerte.

“El viaje de los Compañeros” Musica Masónica
Kv. 468
Sobre textos de JF.Von Ratschky
Orq. Sinfónica de la Radio de Stuttgard
EL OCASO DEL ARTISTA
Atormentado por
la enfermedad, Mozart emplea sus últimas fuerzas en dos obras: La flauta mágica y La clemencia de Tito. Schikaneder,
solícito, vela por él; le presta una casita cercana a su teatro, y es allí
donde Mozart compone y se encuentra a gusto, rodeado de amigos.
El 26 de julio,
Franz Xavier Wolfgang Amadeus, su
sexto y último hijo viene al mundo. Este será uno de los dos hijos que habrán
de sobrevivir a sus padres
Más o menos al
mismo tiempo llega una carta sin firma, se trata del encargo de una misa de difuntos. Se trata de un burdo
subterfugio, que hará correr mucha tinta: el conde Franz ven Walsegg, quien se
las da de compositor, quiere simplemente un “negro” que escriba en su lugar un
réquiem en memoria de su
esposa. El misterioso desconocido que
transmite el mensaje a Mozart no es otro sino el intendente del conde. Wolfgang acepta, a pesar de su agotamiento
físico, a pesar de su compromiso por terminar La flauta y a pesar de haber
recibido un nuevo encargo del Teatro Nacional de Praga, que quiere una ópera
para la coronación de Leopoldo II como rey de Bohemia, el 6 de septiembre. Esta
ópera, la famosa Clemencia de Tito, sobre un libro de Metastasio revisado
por Mazzola, la escribirá Mozart en dieciocho días, componiéndola incluso
durante el viaje. La idea lo anima pues tendrá así la ocasión de volver a ver
Praga, que tanto le gusta. Tras un mediocre estreno, regresa a Viena a mediados
de septiembre, totalmente agotado.
Pese a la
enfermedad que avanza, trabaja en exceso: tiene que terminar La flauta mágica, cuyo estreno tiene lugar el 30 de septiembre, con una sala
abarrotada. El público de éste teatro de
suburbio no es el de los salones, Será en realidad el pueblo de Viena,
reticente al comienzo pero luego entusiasta, el que otorgue el triunfo a su
última ópera.
Al termina la Flauta , sus mermadas
energías se dedican solo a componer el
Réquiem, ¿sabe Wolfgang que está
escribiendo su propia misa de difuntos?
Mientras la
vida abandona su cuerpo, Mozart hace progresos en dos grandes obras
simultáneamente; el Concierto para
clarinete KV 622, escrito para
Stadler, y el Réquiem. Como
lo había hecho ya con la Clemencia , se vale de la ayuda de su alumno Franz Xaver Süsmaver. Esfuerzo
inútil. El canto fúnebre quedará
inconcluso.
A final de
noviembre la enfermedad ha ganado terreno.
Con las manos v los pies hinchados, medio paralizado, Wolfgang hace su
último esfuerzo, que se prolongará hasta la víspera de su muerte. El manuscrito del Réquiem se interrumpe al
comienzo de la Lacrimosa.
El 4 de
diciembre el estado del enfermo empeora.
Mozart sabe que va a morir, pero está tranquilo. Los sacerdotes se resisten a asistir a un
francmasón. Ya de noche, entra en coma y
expira antes de la una de la mañana del 5 de diciembre. Las causas médicas de
la muerte tan temprana de Mozart no están suficientemente claras. El
diagnóstico mas probable apunta a fiebre reumática, la que desencadenó una glomerulo
nefritis e insuficiencia renal.
Nuestro Q:.H:.
murió como casi todos los grandes artistas;
sin un céntimo y solitario. Fue enterrado como los pobres, con la mayor
sencillez. Sólo algunos allegados
siguieron el cortejo que bajo una lluvia tenaz avanzaba en tre charcas y barro.
El frío ahuyentó casi a todos los deudos, incluida su viuda Constanza, quien
extenuada, hubo de refugiarse en casa.
El cuerpo fue
arrojado a una fosa común, sin una lápida que marcara el lugar de su reposo
final. Trágico final para un hombre que había sido capaz de crear la música mas
bella de su tiempo; a quien las multitudes aclamaran y las testas coronadas
invitaran a su mesa.
Sabemos con certeza que sus QQ:.HH:. no
lo olvidaron. Después de conocida la noticia de su muerte, a fines del mes de
Abril del año 1792, la Logia
“Nueva Esperanza Coronada” celebró
una tenida fúnebre en su honor. En esta ocasión fue interpretada la “Música para las lamentaciones” K.477
también conocida como “Música Fúnebre
Masónica” que el propio compositor había escrito unos años atrás
LA FLAUTA MÁGICA
El universo de La flauta mágica es sobre
todo, el de los cuentos orientales con monstruos, genios y metamorfosis. Sin embargo, es difícil disociar esta última
opera de las preocupaciones masónicas de sus autores: Mozart y Schikaneder.
El ritual de
iniciación por el que pasan los protagonistas principales, las alusiones al
antiguo Egipto, el evidente simbolismo de los nombres así lo atestiguan. Pero es cierto que el mensaje de amor, de
fraternidad y de sabiduría ofrecido por esta obra sublime son definitivamente
acordes con los postulados de nuestra Orden. Los sacerdotes del sol no son sino
el símbolo transparente de los francmasones ilustrados por la filosofía de las
luces, La flauta mágica, a menudo considerada como una ópera testamento, la
trayectoria es lógica y rectilínea y confirma que la adhesión de Mozart a la Francmasonería es
claramente el resultado de una maduración progresiva y no una veleidad súbita y
pasajera. El estreno de esta obra maestra
tuvo lugar en el Teatro “Auf der Wieden, en Viena, el 30 de septiembre
de 1791. El Reparto original, la noche del estreno fue como sigue: Franz Xaver
Gerl (Sarastro), Benedikt Schak (Tamino), josepha Hopfer (la Reina
de la Noche ),
Anna Gottlieb (Pamina), Emanuel Schikaneder (Papageno), Barbara Gerl
(Papagena), Johann Joseph Nouseut (Monostatos), todos bajo la dirección del
compositor.
El entorno de la Obra :
Uno de los
primeros biógrafos de Mozart, Georg Nikolatis von Nissen, quien fue también el
segundo marido de Constanza, documentó maravillosamente el relato del encargo
de La flauta mágica:
El Q:.H:.
Schikaneder libretista y actor nacido en Ratisbona; fue quien sugirió a Mozart
la creación de la obra, en base a un libreto bastante mediocre de su autoría.
Este director conoció a Mozart durante un viaje que hizo a Salzburgo con su
compañía en 1780. Schikaneder se ganaba la vida interpretando él mismo los
papeles principales de las obras que escribía, pero a pesar de tales esfuerzos,
su situación no era nada próspera, y cuando fue a ver a Mozart, en 1791, estaba
a un paso de la miseria absoluta. “Sálveme,
le dijo a Mozart, acepte escribir para mi teatro una obra que atraiga a las
multitudes. He descubierto un tema
fantástico y muy adecuado para que se interese usted por él.” Y expuso a Mozart un poema extraído de una
leyenda de Wieland, que había adaptado a la escena.
Había titulado
a la obra La flauta mágica. Hay que
decir que la versión primitiva de Schikaneder hubo de sufrir numerosos retoques
antes de adoptar su forma definitiva. De éste primer libreto de La flauta mágica, Papageno y Papagena
son los únicos personajes cuyos papeles han quedado más o menos conforme a la
concepción original de Schikaneder. Le
pertenecen, pues, en propiedad y hay que admitir que no son los menos logrados
, bien al contrario. Todo el resto
padeció profundas modificaciones, como consecuencia de circunstancias que
cambiarán casi enteramente la idea fundamental que Schikaneder proponía a
Mozart.
Es razonable
pensar que, al escoger éste tema, el empresario arruinado estuviera atendiendo
a los gustos del momento Y obedeciera a las preferencias del público de
entonces por los cuentos de hadas.
Estaban de moda las historias maravillosas, los cuentos de gigantes, de
gnomos y de magos. Las obras de Wieland
habían hecho surgir una literatura y un teatro fantásticos, y, antes de La flauta mágica, el mismo Schikaneder
había hecho el papel de un Oberon nacido
(como el de Weber) del mismo Wieland.
Schikaneder
recurrió a uno de sus habituales colaboradores, el también Q:.H:. Gieseke,
poeta y corista de su teatro, autor de aquel “Oberon, rey de los Elfos”
que él había interpretado.
Gieseke retocó de cabo a rabo el poema de Schikaneder. Del malvado mago hizo un sacerdote de la Naturaleza y la Razón ; de la reina de las
estrellas deslumbrantes hizo la
Reina de la
Noche ; del príncipe enamorado hizo a un iniciado; en resumen,
introdujo en La flauta Mágica un elemento totalmente nuevo y del que
Schikaneder no tenía ni idea cuando escribió su libreto: el elemento Francmasón.
Como veíamos
con anterioridad, Bajo el reinado de Leopoldo II, la Orden , que había gozado
hasta entonces de una relativa tolerancia, se hizo sospechosa ante los poderes
Públicos: se temía que fuera un peligroso centro de liberalismo político y
religioso, y la actitud del Estado respecto a la Orden , cambió
completamente. Otto Jahn, de quien
tomamos estas referencias y las precedentes, supone que la misma Orden pudo
tener parte efectiva en la transformación
de La flauta mágica. Gieseke, era un celoso Francmasón,
Schikaneder y Mozart también. No habría
nada de imposible en que hubieran recibido las instrucciones necesarias para
ensayar en el teatro una especie de apología simbólica de las doctrinas que
profesaban. Fuera como fuera, tanto sí
esta glorificación de la francmasonería perseguida era el resultado de la
iniciativa de Gieseke como si era una resolución de la Orden , es indiscutible que
el tema de La Flauta
mágica se vio singularmente realzado por ello. En lugar de la historia maravillosa de hadas
y de encantamientos primitivamente elaborada por Schikaneder, Mozart acaba
componiendo música para una obra a la que dotó de una significación esotérica
que debió contribuir considerablemente a que se tornara mucho más en serio. Los misterios de Isis y de Osiris, que sirven
de marco a las ceremonias de la iniciación de Tamino, los trató con una especie
de serenidad mística a la que no fue ajeno del todo el presentimiento de su ya
próximo final.
Todo lo
relacionado con esta parte de la obra ofrece un llamativo contraste con lo que
podemos llamar la parte humana o, por decirlo con palabras de Otto Jahn, la
parte esotérica de La Flauta mágica, es decir, el amor de Tamino por
Pamina, la alegría de Papageno v Papagena, los tríos aéreos de las hadas y el
cómico furor de Monostatos. Aquí, él
buen humor mejor dispuesto, el espíritu más chispeante, la ligereza, la
inmaterialidad, la pasión humana más sincera y más tierna. Allá, la calma de la
espiritualidad sosegada, la dicha del alma despojada de todos sus vínculos
terrenales, el éxtasis sobrehumano del iniciado.
La música que
Mozart compuso para La flauta mágica se
ve así sembrada de contrastes, según las escenas que le presentara el poema
fueran alegres o tiernas, apasionadas o religiosas, Pero lo que domina esta
partitura de tan fácil inspiración, de perfiles melódicos tan felices v
sencillos, es el tono grave y sereno que resuena solemnemente en las escenas
del templo de Isis, es el himno
misterioso, que escapa del pecho del iniciado; Mozart ha puesto en todos
estos cánticos de calmo éxtasis, toda la serenidad de su alma tierna y lúcida,
purificada ya por la cercanía de la muerte.
Personajes:
El Orador
|
Monostatos
|
Pamina, su
hija
|
|
Sarastro
|
Tres genios
|
Tamino
|
Papageno, el
pajarero y Papagena
|
Tres Damas de la Noche
|
Trama de la Obra :
Perseguido por
una serpiente, el príncipe Tamino es salvado por las Tres Damas de la Noche , Y no por el pajarero
Papageno, como lo pretende éste último.
Cuando aquél vuelve en si, ellas le enseñan un retrato de Pamina, la
hija de su reina, prisionera de Sarastro.
Para castigar a Papageno por su mentira, ellas le cierran la boca con un
candado. La Reina de la Noche aparece. Ella promete a Tamino la mano de su hija si
él consigue liberarla. Las Damas de la Noche quitan el candado a
Papageno, le colocan unas campanillas y dan a Tamino una flauta mágica que los
protegerá.
En el palacio
de Sarastro, el moro Monostatos persigue a Pamina. Es ahuyentado por Papageno, que llega a
tiempo de consolar a la joven. Durante
éste tiempo, tres muchachos han conducido a Tamino a la entrada de los templos
de la Naturaleza ,
de la Razón y la Sabiduría. Feliz de saber que pronto
va a conocer a Pamina, Tamino toca su flauta y encanta a los animales
salvajes. Para librarse de los esclavos
que Monostatos ha enviado en su persecución, Papageno agita sus campanillas,
pero llega Sarastro, pidiéndole que no vuelva a ver a su madre, Monostatos
aparece seguido de Tamino que ha sido capturado. Desde la primera mirada, el
príncipe y Pamina se enamoran el uno del otro.
‘
Sarastro ruega a Isis y Osirís que concedan su
protección a Tamino y Pamina. La primera
prueba impuesta al príncipe y a Papageno es la del silencio. Salen triunfantes, a pesar de las tentativas
de las Tres Damas de la
Noche. La Reina de la Noche ordena a su hija que
mate a Sarastro, para lo que le da un puñal.
Monostatos vuelve, amenaza con denunciar a Pamina, pero interviene
Sarastro. De nuevo, tranquiliza a la
joven: no piensa en absoluto vengarse de la Reina de la Noche.
Las pruebas prosiguen para Tamino y Papageno. Una vieja se presenta al pajarero en calidad
de prometida suya, pero al momento desaparece.
Tamino, que sigue obligado al silencio, permanece mudo ante la desesperada
Pamina. Papageno encuentra a la vieja,
que se transforma en una joven encantadora, pero las pruebas no han terminado
para el pajarero y ella vuelve a desaparecer.
Pamina, presa
de la mayor desesperación, intenta suicidarse.
Tres genios se lo impiden y la conducen hasta Tamino para la última
prueba, la del fuego y el agua, de la que ambos salen victoriosos. Papageno, al no encontrar a Papagena, intenta
ahorcarse pero, aconsejado por los tres genios, hace sonar las campanillas y
Papagena reaparece.
Monostatos se
ha dejado convencer por la Reina
de la Noche
para que le ayude a llevarse a Pamina.
Pero, ante la luz, las fuerzas de la Noche se desvanecen. Pamina y Tamino, al fin
unidos, han encontrado la
Verdad.

Columna de la Armonía IV :
Tamino: Siegrfried Jerusalem
EPÍLOGO: “UN HIMNO PARA
LOS HERMANOS”.
Desde los Tiempos del Q:.H:. Mozart es costumbre
entonar al cierre de los trabajos su himno: Kv.623a “Labt uns mit
geschlung’en” (Unamos nuestras manos)
compuesto con textos atribuidos al Q:.H:. Emmanuelle Schikaneder, también autor del libreto
original de la Flauta
Mágica. Esta pequeña obra, expresamente concebida para
acompañar el cierre de trabajos logiales, fue compuesta para el uso de su Logia.
La letra de la versión castellana en uso actual, es una adaptación que conserva
el sentido de los versos originales en Alemán, es decir , exalta la Unión y la Fraternidad :
Vibre el canto
Siempre Bello
Que con mágico
destello
Ilumina el corazón
Que se estrechen nuestras manos
Y que el título de Hermanos
Eternice nuestra Unión.
La letra original en alemán difiere un poco de aquella
que entonamos en el cierre de nuestros trabajos, y por cierto es mas extensa.
Con las inevitables imperfecciones de traducción, el poema de Schikaneder
podría leerse mas ó menos de la siguiente manera:
“¡ Unamos Nuestras Manos, Hermanos
Y así pongamos fin a nuestros Trabajos
Con Júbilo Alegre!
Que esta Cadena encierre
no solo éste Recinto Sagrado
Sino el Mundo todo.
Demos las gracias al Creador,
En cuyo poder infinito nos deleitamos,
Con canciones jubilosas.
Miren que la Consagración está concluida
Así como los trabajos a los que consagramos
Nuestros Corazones...
Que sea nuestro primer Deber
amarnos entre nosotros y enseñarlo a los demás
Solo entonces la Luz fluirá desde Oriente
Solo entonces la luz fluirá hacia el Este
Y hacia el Norte y hacia el Sur....”
Esta sencilla obra, fue escrita para un coro masculino
con acompañamiento de Organo para resaltar su solemnidad y pertenece a un
catálogo completo de piezas de música masónica para uso logial, escritas en
Viena probablemente durante el mes de Junio del año 1788, es decir unos meses
antes de la muerte del Genial compositor.
En el apéndice
de esta plancha hemos resumido las fechas y los hechos mas relevantes en la
vida de nuestro Q:.H:.

Labt uns mit geschulg’nen Häden (Unamos Nuestra
Manos) Kv. 623ª
Organo: R. Alpermann
Coro de los Cantores de Leipzig
Cronología: W.A. Mozart
Jose Eliud Garcia Martinez